Site-Specific Conversation continúa su colaboración con Barcelona Gallery Weekend ofreciendo una serie de conversaciones que se publicarán semanalmente durante el verano.
La propuesta toma de nuevo una novela, esta vez escrita por Patti Smith, Just Kids (Éramos unos niños), para poner el foco en el «crecer juntxs» y profundizar en los inicios, la profesionalización, la convivencia con las exigencias del mercado del arte o las dinámicas colaborativas, entre otros aspectos.
Continuamos el ciclo conversando con Jorge Bravo, fundador de ethall, y Martín Vitaliti, uno de los primeros artistas en ser representados por la galería. A partir del respeto, la confianza y la ética del trabajo se ha ido fraguando durante años una relación de amistad entre los dos. Una relación que traspasa lo estrictamente comercial para volcarse en un crecimiento compartido.
La primera pregunta es, ¿cuándo empezáis a colaborar juntos y de qué manera os conocéis?
Jorge
Yo acababa de abrir la galería que, como sabéis, estaba dedicada al dibujo. Cuando estaba trabajando en el statement y en qué línea seguir, uno de mis interlocutores era Francesc Ruiz, que de hecho expuso en la primera temporada. Y fue Francesc quien me dijo, “le he dicho a un amigo, un artista que he conocido que te vaya a ver, y te enseñe su trabajo”, y ese era Martín. Fue al muy poco tiempo de abrir la galería, en 2011, y me trajo unos pocos trabajos que me gustaron mucho. Acordamos ya hacer la primera exposición. Lo que pasa que Martín se iba a Argentina unos meses, si no recuerdo mal, ¿verdad, Martín?
Martín
¿En el 2011 fue esto? Sí.
Jorge
Sí, y la primera exposición fue en 2012 porque él se iba a Argentina y quedamos que a la vuelta pondríamos una fecha para la exposición.
Martín
Sí, yo me iba a Argentina. Había estado en Río, en la residencia de Capacete. Creo que fue ahí, ¿no? Estuve en Argentina y después en Brasil. Te dejé unos trabajos antes de irme.
Jorge
No, bueno, no me los dejaste, me los tuviste que mandar desde Argentina. Lo que pasa es que, antes de hacer la primera expo, a mí me invitaron a ir a JUSTMAD, la segunda edición, cuando la feria estaba en un buen momento. La directora era Giuletta Speranza. Me llamó en el último momento, quizá había quedado un stand libre y yo la verdad es que no me había planteado ir a ferias, pero me ofreció esa oportunidad y acepté. Llevaba a tres artistas y le pedí a Martín que me enviara desde Argentina algunos trabajos para poder mostrar allí y fue un poco una odisea porque mandarlos desde allá y que llegaran a tiempo…pero fue un súper éxito. Le dieron el premio del Museo ABC. Vendí todo por unos precios que ahora me tiro de los pelos porque eran unas maravillas. Y esa fue la primera cosa que hicimos juntos.
Martín, ¿entonces ya conocías la galería?
Martín
Sí, de haber pasado alguna vez… Había visto, yo creo que la exposición de Nono Kadáver.
Jorge
Esa fue la primera.
Martín
Estaba con Luz, pasando por delante, entramos en la galería de casualidad y ella me dice “es aquí donde tienes que hacer una expo, es un lugar muy guay para poder hacerlo”. Y claro, la conexión con Francesc fue a través de Luz, también porque ella estaba mucho más metida. Yo estaba trabajando en otros ámbitos, en la publicidad. Francesc me habló sobre su trabajo en relación al cómic y yo le mostré mi trabajo, y ahí es cuando él se lo hace llegar a Jorge.
Se nota que lleváis mucho tiempo juntos…En vuestro caso además, vuestra relación profesional ha llevado a una amistad.
Martín
Sí, sí. Nos hemos llevado siempre bien, como que a nivel profesional y a nivel amistad no hemos tenido problemas.
Actualmente las galerías se piensan menos como una relación comercial entre artista y galerista, y más como una relación afectiva, como más de equipo, de trabajar conjuntamente que no una relación jerárquica.
Jorge
Me cuesta concebir esto como una relación jerárquica o que alguien, una galería, lo piense como tal. Me parece, como concepto, una cosa completamente fuera de lugar, de la misma manera que esas relaciones jerárquicas que se establecen entre galeristas y coleccionistas. Es algo que de entrada yo intentaría borrar, porque son relaciones basadas en el intercambio, no entre iguales. Cada uno está en su área, pero desde luego, no son jerárquicas.
En mi caso, me cuesta mucho trabajar con alguien con quién no tenga una sintonía personal. Y también porque esta profesión, y lo sabéis bien, se trata cosas muy íntimas las que se barajan entre el trabajo de un artista y el del galerista… Al menos es así como yo concibo la profesión. Entonces (son relaciones que) van siempre acompañadas, evidentemente, de un respeto y de una complicidad y esa complicidad la estableces en la medida en que tienes una sintonía personal.
Luego, evidentemente, hay casos en los que esa relación puede ser más estrecha y en otras que lo es menos. Pero siempre tiene que haber esa complicidad, si no, pienso que no va a ningún sitio.
También entiendo la labor del galerista mucho como el acompañamiento. En el caso de Martín seguramente es paradigmático porque, cuando empezamos a trabajar él, tenía una obra muy definida, muy atractiva; que tuvo mucho éxito, además. Y las decisiones que a partir de ese momento hubo que tomar sobre cómo acomodarse o no, o cómo desarrollar una carrera, asumir riesgos de no conformarse, de explorar unos terrenos que estaba por ver donde llevaban, pues es una cosa de la que hablamos mucho y seguimos hablando ahora, ¿no, Martín?
Martín
Sí
El cambio de espacio y de programación, ¿te influyó también, Martín, para que exploraras más la instalación o salir del plano? O ¿eso ya lo tenías pensado de antemano?
Martín
Sí, la evolución a nivel de expansión en el trabajo que venía haciendo es algo que ya se venía dando. Igual sí que el espacio nuevo de Jorge también me invitó a hacer como otra cosa. Pero ya las coordenadas que yo estaba tomando, en referencia a lo que era pasar del trabajo en formato plano al 3D o al espacial, fue algo que estuvo latente en mi trabajo.
Jorge
Bueno, ya habías hecho instalaciones en otros espacios antes de que me cambiara de galería.
Martín
Sí, ya lo había hecho en el programa Composiciones del Barcelona Gallery Weekend en el 2017, también en Viena… ese tipo de invitaciones tenían más que ver con el espacio arquitectónico.
Jorge
En el Museo ABC ya hubo… y eso era 2013.
Martín
Sí, en La Panera también, en 2013. Ya estaba bastante abierto a nivel de evolución de trabajo. Pero bueno, en el nuevo espacio de la galería de Jorge solo hice una exposición. La que viene será la segunda.
Y en esta… ¿Ya tenéis definido lo que vais a presentar?
Martín
Tenemos una reunión pendiente estos días para terminar de decidir dos vías, dos propuestas que yo le llevé a Jorge la semana pasada. Parece que se decanta por una, ¿no? Que es la que estuve trabajando.
Jorge
Bueno, seguramente a nivel instalativo está en la estela de lo que hizo en el Espai13 (Fundació Miró), o sea que tiene que ver con una formalización en formato vídeo.
Martín
Sí, tiene que ver con vídeo… con instalación, a lo mejor, multi pantalla. Me pasa que bueno, si ya hubiéramos decidido de cuáles de las dos propuestas iría, te estaría contando. Pero nos agarran justo en este momento de pensar…
Tu trabajo siempre toma como referencia al mundo del cómic, del que tú eres muy conocedor, el cómic más underground, pero también siempre como que lo reposicionas. Es como que coges un evento o una referencia, pero te interesa tratar ciertas temáticas que se desligan de ahí. Entonces, quizá, sí que sabes un poco de qué quieres hablar (en tu nuevo proyecto) porque hay un tema que está ahí como destacando.
Martín
Sí, creo que en común ambas propuestas tienen que ver con la industria cinematográfica, que es lo que venía desarrollando también en el Espai13. Por un lado, estoy investigando siguiendo esa misma línea que tiene que ver con la animación de los años 30, los mecanismos de producción, la construcción de la imagen y cómo eso se estandariza de una forma en la industria de aquella época, y que dio también el escenario a que funcione más o menos de la misma forma hoy en día. Y por otro lado, estoy indagando un poquito más lo que tiene que ver con el cine mainstream, con el cine más hollywoodense, también con las estrategias de impacto en la imagen con relación al lenguaje que ellos desarrollan para los efectos especiales.
Jorge
Todo esto con un cierto trasfondo ideológico que se destila de los usos de los recursos y de este lenguaje.
Y entonces, ¿lo que os falta por decidir es más la formalización?
Martín
Va todo un poco unido. A medida que voy formalizando también se va asentando la conceptualización del trabajo. Creo que lo que nos hace falta es decir si es este o este. Y, también, barajar en qué momento viene mejor una cosa o la otra desde donde estoy viniendo, que es la exposición del Espai 13.
Me gustaría retomar lo que has dicho, de que en la primera exposición de Martín estaba haciendo un trabajo que tuvo mucho interés comercial. Y en concreto, me gustaría, Jorge, saber cómo lidias entre lo que te pide el mercado y los procesos del propio artista, como en el caso de Martín que le interesa experimentar otras formas menos comerciales.
Jorge
Yo creo que, en el caso de Martín, eso fue una cosa muy fluida, porque hay que ser consciente de las implicaciones que tiene asumir ciertos riesgos y salirte de una cosa que sabes que está funcionando… Eso tiene que ser una decisión no diría que compartida, porque es una decisión del artista. Es que ya sabemos, hay muchos tipos de galería, ¿no?
Entiendo mi labor más como de acompañamiento que como de traducción monetaria del trabajo, aunque evidentemente eso es una parte importante para todos. Pero a mí jamás se me ocurriría, digamos, poner piedras en el camino de un artista que quiere desarrollar su trabajo. Lo que pasó con Martín es que, cuando empezamos a exponer su trabajo, ya tenía cierto tiempo, ese trabajo estaba ya hecho. De ese hilo tiró y llegó un momento en el que… No es que estuviera agotado, pero el propio trabajo pedía otros formatos, desarrollarse.
Los dos sabíamos que, evidentemente, es más fácil vender un collage que una videoinstalación, o que una instalación que requiere de un espacio. También empiezas a apuntar a otro tipo de colecciones, y de coleccionistas, cuando cambias el formato. Sabíamos que los resultados económicos iban a ser muy distintos, ¿no? Pero bueno, tienes que insistir en ello y yo creo que ahí siempre nos hemos entendido. Estaba muy claro que no te ibas a quedar allí haciendo lo que ya habías hecho, ¿no, Martín?
Martín
Cuando empezáis a mecanizar el trabajo, bueno, no sé, hay artistas que sí que lo hacen, que tienen este tipo de elaboración, y hay otros que necesitan oxigenarse cuando está todo muy condensado. El hecho importante es también el de haber encontrado una galería o una persona como Jorge, que es alguien que te va ofreciendo siempre esa perspectiva. Es ese nivel de riesgo; pero también de disfrute. Porque trazar un camino nuevo estando acompañado se agradece mucho. No he trabajado con otra galería, pero por lo menos con esta se me ha brindado el poder abrir el trabajo a otro lado. Después sacamos nuestras conclusiones y al mismo tiempo nos preguntamos: ¿es posible seguir repitiendo y a la vez que abrir otro camino? ¿De qué manera la artista puede llegar a tener esas dos cosas en paralelo?
Pero bueno, yo cuando empiezo a trabajar con el cómic, no es algo que haya pensado que iba a ser comercial. O sea, uno hace y después de repente resulta… Y después, siempre fue como una cosa muy seria que me planteé que tenía que ver con abrir, expandir el lenguaje, desde el cómic; y nunca desde el mercado del arte.
Jorge
Sí, yo añadiría, además, que lo que pasó en el caso de Martín es que lo que estaba haciendo en sus primeras obras, los collage, puede parecer exagerado, pero eran perfectos. Quiero decir que es que no se podía ir más allá. Él mismo llevo al límite su práctica porque esta manera que tenía de expandir las cosas que encontraba en las viñetas, y cómo lo hacía… era perfecta en sí misma. Esa era también su virtud y por eso resultaron, entre otras cosas, comercialmente tan atractivas.
También funcionaron porque una de las características del trabajo de Martín es que todo lo que hace, inherente a ello, es con respeto a lo que ya estaba allí en la historieta. Entonces la gente, que había leído esos cómics, los aprecia porque entiende perfectamente lo que está pasando allí y tiene incluso un vínculo personal con ellos.
Recuerdo obras que eran solo el marco (de la viñeta) ya vacío, como que empiezan a tener ese volumen. No sé, tuve la sensación de un antes y un después cuando vi esa obra. Porque ya empezaba a entrar el espacio de forma muy evidente.
Jorge
Efectivamente, eso está muy bien visto, porque cuando en las páginas ya desaparecen propiamente las viñetas, los actores, ya se está hablando del marco y del espacio que las alberga; y eso da paso a un volumen y empiezan otro tipo de construcciones como lo que hiciste en Viena o aquello que estuvo en CentroCentro, en que el espacio de la viñeta vacía da pie a esa profundidad, esa expansión del espacio. ¿Es algo así, Martín?
Martín
Sí, sí. Bueno, hay muchas formas también de verlo… Esa es una y la otra también es el revés: es el espacio organizativo también de la página, que es aquello que no vemos, sino que siempre estamos mirando adentro de la viñeta, pero no en los bordes o los intermedios. Y eso al final termina siendo como el lugar en donde se vuelcan las imágenes. Entonces ahí, esa grilla está y no está, cuando uno está leyendo un cómic. Lo veo más bien como la parte del marco, lo que le da forma a la historia, lo que le da forma a la secuencia y lo organiza. Justamente es vacío también, cuando aparece, pero cuando yo lo aíslo, pasa a ser material, pasa a ser matérico.
Para mí también (esa idea de marco) me sugiere también la idea del espejo. De repente el marco es el vacío en el que se refleja la realidad. Precisamente tus proyectos se relacionan, desde el pasado, con el momento presente, ¿no? Como que aíslan ideas, conceptos que fácilmente lo llevas a tu propia realidad. Te puedes ver reflejado ahí.
Martín
¡Qué bonito!
Jorge
Sobre esta identificación del trabajo de Martin con el cómic, efectivamente nace de allí, pero en realidad se trata del análisis del lenguaje y eso es lo que le está llevando ahora a trabajar no solamente con la animación, que evidentemente es tan cercana, sino también con lenguaje cinematográfico. Es evidente la relación que hay en el tratamiento del tiempo, del espacio, en muchas cuestiones entre el lenguaje del cómic y el del cine, pero…, simplemente señalar cómo esa transición al análisis de otros lenguajes, que es en lo que está ahora, tiene todo el sentido.
En vuestro caso, a Martín le gusta jugar, ¿no?, probar, experimentar. Pero, por ejemplo, con otros artistas, Jorge, que se estancan, ¿tú cómo que les animas a ese juego también, a que vayan probando?
Jorge
Me cuesta pensar en alguno de los artistas con los que trabajo que se estanque.
Es como el perfil que te interesa.
Jorge
Lo que sí que pasa es que cuando con uno de los artistas pensamos en una exposición que a lo mejor es a un año vista, a veces no, a veces es más, digamos que hay un margen; y desde ese momento se activa un proceso que tiene que ver y que, como señalabas antes, ahora está muy marcado por cómo es el espacio de l’Hospitalet, cómo es la galería. Lo que noto es que es una de las virtudes de la galería, que al final los proyectos son muy site-specific, porque el espacio está muy presente y está muy presente la historia de lo que ha sucedido allí. Las exposiciones están siendo como capas que se ponen sobre el espacio, en el sentido de que cualquier artista que va a hacer una exposición allí, incluso un artista que es de fuera, tiene muy presente qué ha pasado en ese espacio antes y condiciona, pienso que, para bien. De alguna manera, impide también que un artista se repita. Por ejemplo, la exposición que hizo Sergio Prego con las fuentes. Las fuentes, que las había hecho en Venecia (Pabellón de España en la Bienal de Venecia 2019) como instalación al aire libre, aquí tenían que hacerse en un interior… Las formas eran nuevas y, como funcionaban en el espacio, fue una cosa completamente distinta. También tengo que decir y asumir que, si yo fuera un galerista que vende mucho y continuamente, esa tensión entre vamos a seguir vendiendo o no, sería mayor. No es el caso, desgraciadamente. Esto es más sensación de ir andando un camino juntos y… y peleando para tratar que los demás lo entiendan.
Y eso también es bonito: eso que has dicho de la “genealogía”, que cada uno de los proyectos van sumándose, que hay una conversación entre todos. Y es verdad que cuando visitas el proyecto ethall se ve eso, unas relaciones.
Jorge
Me sorprendió, por ejemplo, la exposición de Antonio Menchen. Es un artista que no había estado antes en la galería pero que seguía la programación. Cuando estábamos trabajando, él nombraba cosas de otras exposiciones, las tenía como muy presentes, aunque estuvieran completamente alejadas de su práctica. Entonces, sí que es una cosa que voy comprobando: tiene un peso lo que ha pasado allí y eso es bonito.
¿Martín, has recibido propuestas de otras galerías?
Martín
No. No tantas.
Jorge
No tanto, la verdad. Sí que ha estado en algunas colectivas. Yo tengo la sensación de que actualmente, y es una cosa que no me gusta, hay muy poca porosidad entre las galerías. Es como si cada uno tuviera su corral: mis gallinas son las buenas y las demás no me interesan nada. Me parece un error como estrategia comercial. Es como si, al dar visibilidad a un artista que trabaja con otra galería, estás echándote piedras sobre tu propio tejado. Yo no estoy de acuerdo para nada. Cuando hago una exposición con un artista, lo que vaya a pasar después en nuestra relación está por ver y se va a definir con lo que suceda en la exposición, con cómo nos entendamos.
A lo mejor soy yo, que no soy capaz de tejer complicidades, pero es una cosa que cuando yo empezaba a trabajar, no en galerías, sino más por libre, estaba a la orden del día, el intercambio entre galerías, de artistas, de exposiciones. Es una cosa que ahora cuesta mucho.
Tal vez cuesta más en la propia ciudad.
Jorge
Sí. Pero mira, cuando abrí hice una exposición de Ignacio Uriarte estaba en la cresta de la ola, digamos, y él trabajaba con NoguerasBlanchard. Además, yo estaba por entonces. NoguerasBlanchard estaba a 300 metros de mi galería… Pero vino Ignacio y dijo, este espacio me gusta, me gustaría hacer algo aquí, no te preocupes, yo hablo o con Álex (Nogueras). Todo fue perfecto, ni un solo roce, sino todo lo contrario, muchísimas facilidades y a mí me parece una cosa completamente natural. Pero no es lo común.
Pero tejer relaciones con otras galerías también puede interesar al propio galerista, por ejemplo, que Martín tenga una exposición en otro país.
Jorge
Sí, sí. Yo estoy abierto a ello, por supuesto.
Por ejemplo: las ferias. Las ferias antes eran mucho más un lugar de intercambio donde, cuando participabas, no solamente estabas pensando en vender, sino en establecer ese tipo de complicidades, en descubrir artistas que trabajan con otras galerías, en otros contextos. Yo creo que eso ahora pasa muy poco. Una galería va a una feria, tiene el radar de quién puede vender y lo demás es casi anecdótico. No digo que sea algo irreversible, es que el tema de las ferias es un tema en sí mismo.
Pero sí que es verdad que galeristas jóvenes sí que interactúan más, colaboran en ferias.
Jorge
Sí, están cocinando eso.
Yo creo que a nivel internacional, desde mi posición en una galería, es como muy habitual. Nosotros hacemos muchas colaboraciones. Pero quizás, sí que es verdad, que el sector español es más reticente, les da más miedo. Cuando es al contrario, es abrir perspectivas, hacer aventuras en común, abrir mercado…
Jorge
Me da la sensación, por lo que decís, que esas colaboraciones se enmarcan dentro de las cuotas de mercado. No tanto en el sentido de promocionar un artista, no tanto una implicación en la carrera del artista o en darle la posibilidad de que haga un proyecto que quizás es más mi manera de trabajar y por eso tengo más dificultades. Yo creo que tiene más que ver con cuotas de mercado. No se trata de tejer complicidades en cuanto a trabajar y a colaborar como plataforma de desarrollo del trabajo de un artista. Eso es lo que yo no veo.
Para mí tiene muy poco que ver con el arte, el mercado.
Encontrar socios que tomen el riesgo, también es difícil…o ya nos conocemos mucho y hay una relación más afectiva de habernos conocido, de haber coincidido en ferias. Y por el tipo de trabajo, las galerías que tienen un trabajo más conceptual, que es un trabajo más lento muchas veces, necesitan otro tipo de relación.
No hay muchas galerías con tu perfil, por eso, cuesta encontrar socios o socias, imagino.
Para finalizar nos gustaría preguntaros:
¿Qué es aquello que hace que las relaciones entre artistas y galeristas duren?
Jorge
Para mí, es compartir una ética del trabajo.
Martín
Para mí, lo mismo. Igual para acompañar un poco lo que dice él, aparte de la ética del trabajo, la confianza es algo que tiene que estar. Respeto y confianza son lo primero.
Jorge
Sí, luego también es la capacidad de entusiasmarse por cosas parecidas. Cuando trabajas en proyectos, si no confluyen unos intereses sobre lo que estás trabajando, no se te despierta la ilusión.
Martín
Sí, fíjate que hay muchas veces en los procesos en los que decidimos qué es lo que va, qué es lo que no va, porque siempre se barajan posibilidades, como la que estamos haciendo ahora. Igual hay cosas muy susceptibles de que uno quede dañado porque venga el galerista y te diga: no, esto no. Y lo tenés que llevar bien. Por eso digo que tiene que haber respeto y confianza en ese sentido. Bueno, acompañando lo que dice Jorge en esta cuestión de que haya un entusiasmo mutuo, porque cuando ya después te dice, ah, pero esto sí, entonces ahí ya empiezas a elaborar un conjunto. Y eso mola mucho porque ya es como un solo motor, ¿no? Que funciona bien.
Jorge
Creo que tiene mucho que ver con que hayamos trabajado tanto tiempo juntos. Es como cuando algo está en su embrión, ver la potencialidad de esto y poder hablar de ello, y que a lo mejor, de una conversación salgan ideas random, pero después ya se va destilando. Esa capacidad de ver la potencialidad de algo es el entusiasmo; que de repente lo ves y dices: aquí pasa algo. Y ahí tenemos esa complicidad de que podemos ver eso en lugares parecidos. Estos procesos son, con cada artista, evidentemente son distintos. Entonces, en ese sentido, sí que Martín y yo tenemos una cercanía. Creo que también porque empezamos a la vez. Martín ha sido muy importante, para mí, como apoyo, incluso para poder hablar de hacia dónde va la galería. El acompañamiento es mutuo.