Empecemos por tu lugar de trabajo.
Todavía hoy hay personas que piensan que un artista sólo puede trabajar en un taller y vender objetos reconocibles como pinturas y esculturas. Como explicabas en un simposium impartido en el MACBA en torno a la investigación artística, en una ocasión tuviste que enfrentarte a la penosa situación de dar explicaciones sobre cómo y dónde ejerces tu trabajo ante un inspector de Hacienda en Bélgica –donde residías en aquel momento- . Este no entendía como alguien puede declarar su casa como su sede de negocio.
El motivo de que mi casa sea mi lugar de trabajo tiene orígenes prácticos. Trabajé durante cinco años en un estudio hasta que tuve a mi primer hijo. Cuando nació dejé de frecuentarlo así que lo dejé. Respecto a los hijos hay muchas maneras de tomárselo, hay artistas que los desplazan de su rutina laboral; en mi caso no fue así, lo incorporé de tal forma que si no tenía al niño conmigo no podía trabajar. Me he acostumbrado a combinar vida doméstica y laboral y no he sufrido demasiado, siempre he tenido a los niños delante mientras trabajo.